Si tienes o vas a tener un hijo, seguro que ya has comenzado a mirar los mejores colegios y extraescolares para facilitarle la tarea de aprendizaje. Pero sin una buena base de desarrollo, todo lo demás no surtirá el efecto que deseas. Y dentro de estas bases, una muy importante es la visión, ya que es un proceso complejo que debe adquirirse correctamente para que sea automática y así facilitar muchas otras tareas. No te pierdas la interesante información que nos ofrece Isabel Domingo, Licenciada óptica y colaboradora de MAMIfit Valencia.
Y es que la visión no es lo mismo que la vista, la visión incluye muchas habilidades que se desarrollan a lo largo del primer año de vida:
- Agudeza visual: es la medida de nitidez de la vista.
- Movimientos oculares: los músculos extraoculares nos permiten hacer movimientos rápidos y precisos para posicionar el ojo donde y cuando queremos.
- Acomodación: enfoque rápido y automático para un funcionamiento eficaz.
- Binocularidad: equipo entre los músculos de los dos ojos para trabajar como uno solo.
- Coordinación ojo-mano: capacidad de expresar ideas escritas que visualizamos.
- Conceptos direccionales: habilidad para proyectar espacialmente las coordenadas que nos da nuestro propio cuerpo.
- Visualización: capacidad para formar y retener imágenes visuales.
Todas estas habilidades se procesan en el cerebro y no en los ojos, y no solo necesita una estimulación visual, sino que en mayor parte se adquieren por desarrollo motor y táctil.
El proceso de adquirir una buena visión empieza en el vientre de mamá, ya que a las 10 semanas de gestación aparece el reflejo vestíbulo ocular que permite una respuesta automática de los ojos frente un cambio de posición de la cabeza. Por este motivo es muy importante la actividad física de la madre durante el embarazo, ya que su movimiento provoca la estimulación del cerebro a través del sistema vestibular.
Cuando el bebé nace viene con una programación muy básica pero muy potente, y sus vivencias a lo larga del primer año de vida crearán conexiones que marcarán el resto de su vida, ya sea de manera correcta o incorrecta.
Al nacer tenemos una agudeza visual muy pobre, ya que en el vientre es una de los sentidos que menos se ha desarrollado. Podemos observar en el recién nacido que no puede fijar la vista, a veces desvía un ojo, los objetos lejanos no le interesan… todo esto entra dentro de la normalidad. A través de la estimulación conseguirá todos estos hitos fácilmente.
¿Cómo lo hacemos? Te lo contamos por meses
Para mi la primera estimulación del recién nacido es táctil, ya que nuestro bebé necesita crear un mapa sensorial de su cuerpo. Y la segunda el movimiento. Podemos conseguir las dos a la vez con el porteo.
En la adquisición de la visión es muy importante el tono muscular del cuello, ya que es el trípode que aguanta la cámara (los ojos), y si este no es estable, la foto sale desenfocada. Esto lo trabajaremos con el porteo y colocando al bebé boca a bajo de forma controlada desde casi la primera semana de vida. Así, nuestro pequeño debe ser capaz de mantener la mirada fija a las 8 semanas si le estimulamos con un objeto cercano, más si le sujetamos la cabeza.
Sobre los 4 o 5 meses el bebé intenta alcanzar objetos de su entorno y es capaz de llevaros con las dos manos a su línea media. Para esto necesita mover su cabeza de un lado al otro, y comienza a desarrollas su oculomotricidad, hasta que sea capaz de mover los ojos sin necesidad de mover la cabeza. Hay que asegurarse de ofrecer estímulos por ambos lados de la cabeza y de que el niño es capaz de hacer le giro de cuello de igual manera a los dos.
La actividad del niño aumenta cada semana, ya es capaz de estar boca arriba y mantener objetos con las dos manos en la línea media, lo que estimula a sus ojos a mirar al mismo punto desarrollando la visión binocular.
A los 7 meses, el bebé es capaz de mantenerse sobre sus brazos y doblar una rodilla, ya puede mirar un poco mas lejos, desarrollando así la visión de lejos. Como no es una posición estable, hará cambios entre mirar objetos de lejos y cerca, contribuyendo a la adquisición del enfoque. Para esto es necesario que haya un campo visual amplio, ya que dentro de una cuna no puede ver de lejos libremente.
Al poco empieza el gateo y esto permite que el pequeño descubra un mundo más lejano. Además, tiene cierta autonomía para acercarse, aprendiendo a calcular distancias, trabajando entre la visión y el movimiento.
Sobre los 9 meses la bipedestación convive con el gateo y así debe de ser, acelerar este proceso no aporta nada bueno al niño, sino todo lo contrario. El niño se levanta y ve un objeto aún más lejano que el anterior, se tira al suelo y utiliza el gateo para desplazarse.
Una vez adquiridas todas estas habilidades, el niño conseguirá ver en 3 dimensiones (estereopsis), recibiendo una información muy valiosa del mundo exterior. Después de esto, es cuando aparecerá una agudeza visual del 100% en ambos ojos y no antes.
Es fácil entender que un correcto sistema visual también ayuda a un adecuado desarrollo motor, ya que si el niño ve mal de cerca, difícilmente hará bien la pinza, o si tiene un mal cálculo de distancias podrá ser etiquetado de niño torpe.
Las funciones visuales pueden ser revisadas a partir de los 6 meses por un especialista, que se asegurará de que el niño va consiguiéndolos hitos que le tocan para cada edad, y puede aconsejar en la estimulación.
Para mi este especialista es el optometrista especializado en desarrollo de la visión pediátrica. Igual que entendemos que no es igual un fisioterapeuta que es especialista en embarazos, o en lesiones deportivas, los optometristas también son especialistas en diversos campos.
Bibliografía recomendada:
- ¡Ayúdale a despegar!´( Iñaki Partor)
- Tanta inteligencia, tan poco rendimiento (Pilar Vergara)
- Manual para su primera estimulación visual (Lucila To)