Durante los 9 meses de embarazo nos encontramos con signos y síntomas de todo tipo, unos más conocidos y otros menos. En este artículo os voy a hablar de las repercusiones que ocurren en nuestra boca y nuestros dientes.
El primero de ellos es el aumento en la prevalencia de Caries que podemos encontrar tras el parto. Esto es debido a que los factores locales que influyen en la caries cambian durante estos meses. Por ejemplo, a la hora de descuidar la higiene (bien por cansancio o por cambio de hábitos), introducir modificaciones en la dieta y alterar los horarios y rutinas. Tendemos a comer menos cantidad, pero más frecuentemente. En muchas ocasiones siguiendo las recomendaciones para intentar paliar los vómitos y las náuseas o simplemente porque la capacidad del estómago es menor. Además, puede haber una erosión ácida del esmalte causada por los vómitos y el reflujo. Para disminuir la incidencia de caries, es necesario mantener una buena higiene oral y evitar los alimentos y bebidas azucaradas.
Por otro lado, más del 50% de embarazadas sufren algún problema de Gingivitis o Enfermedad Periodontal durante el embarazo. Además, si ya tenemos este problema, tenderá a agravarse. Esto es debido principalmente a los cambios hormonales, ya que la cantidad de estrógenos y progesterona aumenta. También es importante señalar que durante la gestación aumenta la vascularización de la encía, la permeabilidad y la proliferación capilar, lo que hace que el tejido sea más susceptible a irritantes locales como la placa, el sarro, las caries no tratadas, entre otras muchas. Estos problemas en nuestras encías suelen comenzar en el segundo trimestre y tienen su pico máximo alrededor del octavo mes. Tras el parto, la inflamación y el sangrado disminuye. El sector más afectado suele ser el anterior. Lo que veremos será una encía de color rojiza, edematosa, con una textura lisa y brillante. En casos más graves, podemos apreciar cierta movilidad de los dientes. Para ayudar a disminuir la gingivitis es importante mantener una correcta higiene oral. ¿Recomendaciones? Lo ideal sería cepillarse 3 veces al día, haciendo uso del hilo dental o cepillos interdentales y enjuagues bucales. Además, nuestro odontólogo deberá valorar si es necesaria la realización de una limpieza.
Como ya sabemos, no todo es maravilloso durante el embarazo. Por ejemplo, entre el 0.5 y el 5% de las mujeres sufrirán el llamado Granuloma Gravídico. Es una lesión benigna, redondeada, en forma de quiste y que tiene predilección por la encía y las partes blandas de la boca. Suele aparecer en el segundo trimestre y más frecuentemente en las papilas de los dientes anteriores. Es de color rojizo/púrpura y sangra con facilidad. Es importante que un odontólogo examine la lesión cuando aparezca para poder valorarla. Se suele mantener una actitud expectante y en caso de que no desaparezca tras el parto habrá que realizar el tratamiento periodontal indicado. Es importante destacar que esta lesión suele recidivar.
Otro síntoma a destacar es la Xerostomía o Síndrome de la Boca Seca. Puede aparecer por el aumento de la necesidad de agua que tiene nuestro cuerpo. Para combatirla, podemos usar chicles (¡siempre sin azúcar!), caramelos, agua y mantener muy buenos hábitos de higiene.
Otro de los signos que podemos notar relacionados con nuestra cavidad oral es la Disgeusia o sabor metálico. Puede aparecer desde las primeras semanas hasta el segundo trimestre. Una vez más, los cambios hormonales que sufre nuestro cuerpo son los causantes de este síntoma. Los estrógenos son los encargados de estabilizar el sentido del gusto. Por ello, el aumento de éstos durante la gestación puede dar paso a la aparición de ese sabor a metal tan desagradable. También puede deberse a diversos medicamentos. El tratamiento consistirá en una correcta higiene oral, una constante hidratación a base de agua y zumos y la realización de gárgaras con un enjuague bucal.
Por último -y como siempre-, os recuerdo que si vuestro embarazo es planeado, es necesario hacer una revisión previa para comprobar que no hay ninguna lesión. De este modo, en caso de que la haya, se podrá tratar previamente. Durante el embarazo, preferentemente en el segundo trimestre, controlaremos el sangrado gingival y evaluaremos la necesidad de una higiene en consulta. Tras el parto, revisaremos los posibles efectos que hayan podido aparecer sobre nuestra salud oral durante estos 9 meses llenos de cambios.