Comúnmente la mayoría de las personas que conoce la diástasis abdominal lo identifica como un bulto alargado en el centro del abdomen. Nada más lejos de la realidad, ese bulto en el abdomen sólo es la manifestación más visible de una alteración más extensa. Como ocurre al observar un iceberg, esa protuberancia sólo es una pequeña parte del problema. La progresiva distensión del abdomen durante el embarazo o en procesos como la ganancia de peso conduce a una lesión de los tejidos de sostén del abdomen. Esta lesión alarga y debilita las fibras de colágeno de la pared abdominal que pierden su elasticidad. En torno a esta debilidad van a ocurrir una serie de mecanismos de compensación que propician la aparición de síntomas comunes entre las mujeres que lo sufren.
Las molestias abdominales son muy frecuentes. Habitualmente es un proceso que ocurre a lo largo del día. La paciente se levanta bien, su abdomen parece normal. Esto es porque durante la noche y en posición tumbada el abdomen no necesita sostener el peso de las vísceras abdominales y la digestión de la cena está terminada. Pero a lo largo del día la situación empeora. Con cada comida del día y según avanzan las horas, el abdomen se distiende, se siente pesado. Entonces, comienzan molestias y dolores asociados a gases y estreñimiento. ¿Por qué ocurre esto? Porque el abdomen ya no es un continente con cierta rigidez y el intestino no puede hacer avanzar los alimentos a la velocidad necesaria causando estreñimiento. Estos alimentos permanecen más tiempo en el abdomen y se fermentan, produciendo gas y a veces sobrecrecimiento bacteriano. Se altera por tanto el ritmo y la microbiota intestinal.
El dolor musculoesquelético es otra situación común. Un abdomen débil no puede sostener bien el peso de las vísceras abdominales. Este peso se desplaza hacia adelante y cambia el centro de gravedad del cuerpo. Para “sujetar” este peso desplazado, la musculatura de la columna lumbar debe ejercer más fuerza. Al mantenerse esta situación aparece una contractura lumbar, que poco a poco altera el arco que forman las vértebras lumbares: la lordosis. La hiperlordósis se asocia a menudo con la diástasis de larga evolución y es la causa final del dolor lumbar.
La función de las vísceras abdominales y pélvicas ocurre en un delicado equilibrio. Las alteraciones que propicia la diástasis modifica este equilibrio, también en la pelvis. Si bien es cierto que el trauma del parto es la mayor causa de debilidad del suelo pélvico, la diástasis lo puede empeorar. La debilidad de la pared abdominal anterior impide que se transmitan correctamente las presiones necesarias para procesos como orinar o defecar. De esta manera la musculatura del suelo pélvico se debilita y distiende. No es extraño que exista la incontinencia urinaria y se perpetúe con la diástasis. Si la situación se prolonga y agrava en el tiempo algunas mujeres desarrollan algún prolapso pélvico (salida de vísceras pélvicas por la vagina o el ano) debido a la extrema debilidad muscular pélvica.
Estos son los síntomas más frecuentes asociados a la diástasis. Existen otros síntomas menos comunes, pero, en conjunto, todos atentan contra la misma víctima: la paciente y su calidad de vida. En otro articulo hablaremos de la calidad de vida y de como cambia radicalmente con el tratamiento adecuado. Muchas mujeres han conseguido devolver su abdomen y su situación a la normalidad. Desde www.sindiastasisabdominal.com estamos comprometidos con informar y ayudar a las mujeres que quieran resolver su situación. Porque tu diástasis abdominal si tiene solución.
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