EJERCICIO FÍSICO Y SISTEMA INMUNOLÓGICO
El sistema inmunológico es una de las principales herramientas que tiene el cuerpo humano para establecer un correcto control sobre las infecciones, el recambio celular y vigilancia de tumores. Se relacionará íntimamente con la alimentación y estilo de vida que lleve cada persona. Es en este punto donde podemos comprobar como el ejercicio físico constante, estructurado y consciente, aquel que es respetuoso con nuestro cuerpo, será un excelente modulador del sistema inmunológico.
Clásicamente se creía que el ejercicio físico de elevada intensidad generaba una agresión muscular suficiente como para activar el sistema inmunológico de forma exagerada, motivando un agotamiento inmune y elevando la susceptibilidad a infecciones. Hoy en día, esta teoría está en discusión, dado que los estudios realizados no tenían en cuenta factores nutricionales o fisiológicos (hoy en día ha mejorado mucho la evaluación y preparación previa de los deportistas), así como las medidas de higiene y seguridad en eventos deportivos masivos.
Durante la actividad física regular, se producen cambios hormonales que inducirán una disminución de las hormonas del estrés, favoreciendo mecanismos anti-inflamatorios e inmunoreguladores. En contraste, se favorecerá la actividad de células de defensa responsables de la inmunovigilancia (clave para control de enfermedades infecciosas, como por ejemplo, la COVID19). Además, las endorfinas endógenas que se secretan para reparar y atenuar el sufrimiento de células musculares durante el ejercicio, tendrán un efecto paralelo de protección sobre los vasos sanguíneos, interfiriendo en la formación de placas de colesterol o trombosis.
En el sentido opuesto, vemos como el sedentarismo favorecerá la inflamación crónica producida por la obesidad, con la consiguiente resistencia a la insulina, hiperglicemia y síntesis de lípidos. El American College of Sports Medicine recomienda alternar ejercicio físico moderado con meditación, estiramientos y relajación muscular, para evitar los efectos nocivos del sedentarismo (una forma activa de “no moverse”).
Otro apunte muy interesante en nuestro contexto actual, es como diversos estudios han demostrado como el ejercicio físico es capaz de potenciar los efectos inmunológicos de las vacunas (visto en la vacuna de la gripe por ejemplo), favoreciendo la formación de anticuerpos permanentes.
También cabe destacar como la actividad física constante, ejerce un efecto beneficioso sobre el sistema inmune de las personas de edad avanzada, ralentizando la inmunosenescencia (declive del sistema inmunológico y sus funciones con la edad), aumentando los niveles de células presentadoras de antígeno y su capacidad de respuesta a la infección.
Para terminar, podremos resumir en que una vida activa, disminuirá tanto la probabilidad de padecer una enfermedad infecciosa, como de que aparezcan brotes de enfermedades autoinmunes o incluso trastornos neoplásicos.
Os dejo la bibligrafia más relevante! Un saludo!
Bibliografia
Campbell JP, Turner JE.Campbell JP, et al. Front Immunol. 2018 Apr 16;9:648. doi: 10.3389/fimmu.2018.00648. eCollection 2018.
Physical exercise as a tool to help the immune system against COVID-19: an integrative review of the current literature. da Silveira MP, da Silva Fagundes KK, Bizuti MR, Starck É, Rossi RC, de Resende E Silva DT.da Silveira MP, et al. Clin Exp Med. 2021 Feb;21(1):15-28. doi: 10.1007/s10238-020-00650-3. Epub 2020 Jul 29.